Para Heidegger el arte es la explosión detenida del carácter hermenéutico de la existencia del hombre. El lugar del ser y la verdad que le son accesibles al hombre en su grandeza y vulnerabilidad se encuentra en al ámbito y despliegue de su comprender mismo. Nos dice que el mundo es establecido a través de la comprensión, como aquello en donde encontramos la red de posibilidades significativas que son propias, en la medida que le son propicias.
Heidegger nos dice que el mundo para él es una puesta en escena, de la obra lingüística de comprender, esta obra se convierte en una gran temporalidad, que está llena de signos los cuales se reinventa. El comprender tiene como esencialidad el de ser él mismo un “estado de abierto”. “El estado de abierto” en Ser y Tiempo es el lugar en donde surge toda significatividad.
Nos habla de que en cada obra en su factibilidad y expansión interpretativa un comienzo – estado de abierto- es decir de la mirada entendedora que funda un mundo. La apertura de lo abierto se conecta con lo que llamamos “un mundo”, es estado de abierto tiene que ver, por una parte, con el mundo. Tal y como este ah quedado cifrado; es decir, tiene que ver con referencias que hacen de los elementos intramundanos, más que un conjunto de cosas prácticamente perceptibles.
Además nos habla del carácter rememorativo; es la esencia misma del ser; es la situación que establece el caminante al llegar a casa, es una situación afectiva del que añora y emana el llamado del pensamiento. El rememorar es hacer de lo que se despliega y nace desde algo firme en su ser sin perder su esencia; es el hecho de cifras que hacen el retorno a lo propio en su ser y no se determina como el pensar del pasado.
Heidegger nos habla sobre un concepto; que es lo sagrado y nos lo describe a través de la poesía de Holderlin haciendo hincapié que esto que el poeta llama lo sagrado no tiene nada que ver con la concepción cristiana, se establece como un concepto poético para designar el fundamento del hombre.
Heidegger decide explorar todas las implicaciones del ser, pero se desvía en los acontecimientos para deslumbrar lo fundamental de la interpretación en su desdoblamiento concreto en la existencia.
Esto es la unión que de la fenomenología y la hermenéutica, pues describe desde la perspectiva del Ser y Tiempo; el único modo de aprehender el ser en su manifestarse más justificable.
· La interpretación no sería posible sin que se haya establecido antes la comprensión.
· La interpretación se funde en el comprender lo que principalmente significa, es la actividad primaria que se da dentro de la cotidianidad en la cual está ya inmersa su esencia.
· El comprender no significa tomar conocimiento de lo aprendido sino el desarrollo de las posibilidades proyectadas en el comprender.
· El interpretar entonces es la codificación, de los signos que configuran el mundo; y da la posibilidad de desarrollarse. El desarrollo del comprender lo llamamos interpretación.
· Comprender lo cotidiano es un ámbito semiótico en el cual exigimos una significatividad y un sentido de las cosas.
La cotidianeidad nos acerca a los objetos, pues ellos siempre tienen algo nuevo que decirnos y nos revelan su sentido originario. Pero cuando salimos de ella nos empezamos a hundir en una tempestad simbólica, no se puedes estar sin ninguna perspectiva y sin ningún código.
Para Heidegger el aspecto dador de sentido es el interpretar desde el ser y tiempo, pero al mismo tiempo la hipostación de un sentido que determina la configuración de éste desde su esencialidad. Al otorgar sentido, es hacer de ese llamado y aparición la señal irrevocable un destino. Nos dice Heidegger que el sentido es un existenciario del ser-ahí. Sentido sólo lo tiene el ser-ahí.
La triada comprensión-interpretación-sentido, es el fundamento primordial que constituye la naturaleza del ser-en. Comprensión – interpretación - sentido se funda existencialmente en el Dasein, esto domina como figura vital de articulación y ordenamiento del manto significativo y referencial.
La interpretación, el mundo se vislumbra como un entramado lingüístico que se teje conforme el DASEIN y se refiere a los sintagmas que conforman su cotidianidad. La creación y recreación es parte del interpretar y el comprender, siendo ambos la construcción de códigos que abren la posibilidad de la existencia. Cada posibilidad es un sentido.
El habla es de igual originalidad existenciaria que el encontrarse y el comprender. La comprensibilidad es ya siempre articulada; el habla es la articulación de la comprensibilidad. El habla es el metal en bruto en que queda cristalizada la significatividad.
El habla se coloca en lo equívoco de lo aprehensible y de lo evasivo de lo más transparente a la par que lo más oscuro; es la evidencia corpórea de lo abierto en la comprensión. Esta surge como existenciario en el estado de abierto se polariza en los elementos que son el ir y el callar que se determinan en la puesta en obra del comprender deslizándose en modos peculiares del conducirse en y ante el mundo manifiesto desde el habla misma.
La inmediatez del habla es atenuada por el oír y callar convirtiéndola en recipiente y fuente del eterno devenir del discurso que conforma el ámbito de la existencia.
El oír acrecienta la cercanía de lo que nos es lejano, el callar polo puesto del habla va unido al mismo tiempo en el comprender al oír. El callar nace y forma parte del habla en la medida en la que esta es un existenciario
El callar es el polo opuesto al habla y va único con el aprender a oír.
El adoptar el silencio en el habla, surge una masa lingüística del caos sígnico que lo convierte en sentidos.
Es entonces la silenciosidad un modo del habla que articula originalmente la comprensibilidad de “ser ahí” surgiendo el “poder de oír” y “ser uno con otro” permitiendo “ver a través de él” Tanto el oír como el callar son formas contemplativas de la voluntad en la apertura del comprender; surge entonces la tensión contemplativa, re estableciendo el silencio de donde surge el habla misma y el soplo que le otorga el ritmo de su movimiento.
A todo esto el sentido originario es lo nombrado en los signos ocultos desenterrados a fuerza de oír y callar. Y lo nombrado en ellos es el nacimiento mismo del hombre en cuanto tal y su ser en el mundo.
LA VERDAD
La segunda palabra guía que deconstruye Heidegger en la configuración del sentido de fenomenología es la de logos, es habla. Colocándonos en el pensar y lenguaje, ambos, es en y a través del habla en donde se manifiesta y se desarrolla el pensar.
El habla, al decir las cosas, las revela y, entonces, el lenguaje se convierte en la casa de su ser: ahí permanecen descubiertas en su manifestación en tanto el pensar las escucha.
En el parágrafo 44 denominado “El ser ahí, el estado de abierto y la Verdad”, se centra en el despliegue y transmutación de la verdad dentro de la tradición filosófica reconstruyendo su análisis en tres momentos:
a) Se deconstruye el sentido de la verdad, haciendo la aclaración del significado de concordancia y destacado en ello su carácter de relación.
b) El ser en el mundo es el carácter esencial que constituye al Dasein en cuanto tal y que este peculiar ser-en se configura principalmente de manera lingüística, la fundación existencial del Dasein es desde el lenguaje.
c) En el tercer inciso se describe el porqué de una posibilidad de la verdad , o de la verdad en cuanto tal.
La verdad como evento que se fenomeniza en el ‘estado de abierto’ del comprender, es el producto del interpretar y del sentido que le es inseparable en el movimiento hermenéutico. Se puede concluir que existe una relación intrínseca entre ser, verdad y lenguaje y que dicha relación, por otra parte, se da y se expresa en la puesta en obra de la obra de arte. El ser y la verdad están fundados en el círculo hermenéutico del comprender y éste se manifiesta en toda su plenitud y originalidad en la obra de arte y el la poesía.
LA OBRA DE ARTE
“En la obra de arte se ha puesto en operación la verdad del ente. El arte es el ponerse en operación la verdad”?
Cada obra de arte pone de manifiesto la materialidad de su ser y entre mas la evidencia más profundamente está fundida en la lucha y copertenencia, su estructura formal con la materia que lo enuncia.
Es en la obra de arte donde el encubrimiento debelador forma parte esencial en la construcción de la imagen, es solo e el arte donde lo invisible funda lo visible, donde el sentido de la palabra reside en lo que calla y más aun donde la imagen en cuanto tal se sustenta en su reverso: en la no-figuración, en lo innombrable y en el silencio que se guarda.